jueves, 9 de abril de 2009

LA ULTRACORRECIÓN


La forma de utilizar el lenguaje no se establece, comúnmente, en una sociedad a través de libros o televisión sino por medio del uso cotidiano que la gente le da. A pesar de que los libros son la fuente más confiable de aprendizaje de vocablos la sociedad es la única que manipula correctamente o erróneamente el lenguaje.

La sociedad es la que moderniza, empobrece, enriquece o populariza las palabras. Son ellos quienes manejan un lenguaje y a través de acuerdos comunes son como los usan. El uso correcto o incorrecto de palabras lo determina la gente de un país. Así, la palabra cantinfleando se volvió tan popular que logró entrar al diccionario y tener un significado.

La industria editorial influye en la forma de utilizar palabras o de hacerlas populares. Sus autores brindan la oportunidad de mostrar que el vocabulario tiene diversos sinónimos. Por ejemplo, hermoso tiene derivaciones en el castellano como fastuoso, divino, sublime, magnifico, bello, etc. Sin embargo la gente se limita a usar sólo una de ellas.

Los anglicismos algunas veces tienen un uso justificable ya que existen palabras de algunos temas, especialmente tecnológicos, que no tienen vocablo en otro idioma como lo es hardware o software. Lo erróneo y lo que empobrece al vocabulario es cuando éstos son utilizados para la sustitución de palabras en español ya sea por moda o porque se escucha mejor. Así expresiones como ¡esta bien! han sido sustituidas por ¡OK! o ¡gracias! por ¡thank you!

Las editoriales son las encargadas de hacer un uso correcto del idioma acrecentando el vocabulario y utilizándolo con corrección ya que la población sólo tiene a la literatura como único medio confiable y de real aprendizaje para conocer el uso ideal de su lengua y sólo a través de su popularización es como se enriquece el lenguaje de un país.

Silvia Peña-Alfaro, “De la corrección a la ultracorrección”, en: Libros de México, núm. 51, p.21-25

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